Me gusta leer, admiro a muchos autores y
me gustaría hacer lo mismo que ellos. ¿Por donde
empiezo?
Es cierto que muchas
personas, por la razón que sea, sienten la motivación de escribir un libro.
Tienen una idea, piensan en ella y deciden que será espectacular llevarla al
papel pero, a la hora de hacerlo, se quedan atascados sin saber por donde seguir
o, a veces incluso, ¡por donde empezar!
Pero esto queda muy
adelante, y aquí queremos empezar por el principio de los
principios.
Quiero ser escritor... pero ni si quiera
sé sobre que escribir
Quizá sepas que tu
narrativa es perfecta y quieras darlo a conocer, o tal vez te encuentres ante el
hecho de haber creado tantas historias que se te hallan agota las ideas. ¿Es
verdad eso? ¿Es tan difícil encontrar una idea? Los escritores ofrecen siempre
diversas opiniones.
Numerosas veces, el
reconocido autor español Jordi Sierra i Fabra ha contado en entrevistas o
en su propio libro La página escrita. Que de vez en cuando, un alumno
cuando está de visita le pregunta de donde surgen sus ideas y él le responde que
le traiga un periódico asegurando que de él puede sacar varias ideas para
escribir una novela.
Escribir es una cosa fantástica y yo cada día saco ideas de todas
partes. Saco ideas del diario, viajo y saco ideas, hablo con la gente y me
explican cosas, lo que a mí se me ocurre, el cine, el futbol… yo soy una
parabólica, siempre lo digo, una parabólica que capta energía constantemente.
Todo lo apunto y tengo mil libretas llenas de ideas. [...] Algunas ideas
vienen enseguida a la cabeza y te apetece hacerlas. Hay otras que crecen más
poco a poco. Yo escribo de todo lo que se me ocurre, de lo que se me pasa
por la cabeza… no tengo manías. Hoy hago un cuento, mañana otro, después una
novela, después otro cuento… siempre estoy escribiendo. Y un día dices “tengo
ocho cuentos que son parecidos, voy a hacer un par más”… [...] Las ideas me
salen como setas, no tengo que buscar, el problema es que tengo demasiadas.
Tengo ideas para escribir cien años. (Jordi Sierra i Fabra)
Pero no sólo él nos
explica que las ideas surgen de lugares inimaginables:
¿De
dónde salen las ideas? De todas partes. Depende del autor, claro. Algunos
se inspiran en sus vivencias personales, otros en cosas que les han contado,
otros en historias que leen en los periódicos, otros en todo lo que leen...
Depende de cada persona. Lo que sí debes tener claro es que no es lo mismo
una idea que una historia. Una historia es como un puzzle formado por muchas
ideas distintas. Puedes tener una idea para un principio, para un personaje,
para un lugar... pero eso es sólo la primera pieza del puzzle. Así que no se
trata sólo de inspiración. Es cierto que hay autores que parten de una sola
idea inicial y van imprvisando, pero yo no lo recomiendo si quieres crear una
trama sólida y unos personajes redondos. No esperes simplemente a que te vengan
las ideas. Puedes reunir muchas piezas del puzzle, pero no van a encajar solas.
Es necesario reflexionar y buscar la mejor forma de encajarlas, y eso es
algo que nadie va a hacer por ti, ni siquiera la inspiración. No pasa nada si
tienes que descartar buenas ideas porque no encajan con la trama; es mejor
guardar esas piezas, por buenas que te parezcan, para proyectos futuros, que
meterlas en la historia con calzador, peguen o no peguen. (Laura Gallego
García)
Laura Gallego menciona
aquí que las ideas hay que unirlas con otras, y recapacitar durante mucho tiempo
para tener la historia que saldrá a continuación. También otros autores nos
informan de que las mejores historias surgen de mezclar ideas de lo más
variopintas, haciendo que concuerden entre sí.
Las ideas
están por todas partes, lo único que tenemos que hacer es atraparlas cuando
aparecen. Por ello recomiendo que siempre llevéis con vosotros un bolígrafo y un
cuaderno (o el propio teléfono móvil) donde apuntar lo que sea cuando se os
venga a la cabeza. Y os advierto: una idea no es una historia. [...] Un
ejemplo personal es el mío con Cuentos de Bereth: yo tenía la idea de una
historia con una doncella, un dragón y un príncipe... y por otro lado tenía otra
sobre máquinas de electricidad en un mundo medieval. ¿Qué hice? Las fundí
para dar lugar a una de las patas en las que se sustenta la trilogía. (Si
algo he comprobado es que cuanto más descabelladas y diferentes sean entre
ellas, más curiosa puede ser la historia resultante si se sabe modelar).
(Javier Ruescas)
He aquí una opinión muy parecida a la
anterior. Una gran obra puede surgir de la mezcla de ideas.
Conclusión:
- No te impacientes y dedica tiempo a la búsqueda de
ideas.
- Apunta TODO lo que se te ocurra, incluso la
idea más simple es buena.
- Una idea no es una historia, hay que
trabajar mucho en ella para conseguir resultados.
- No temas mezclar ideas, pero hazlo con
prudencia.
Bien, ahora ya tenemos nuestra idea, pero
sólo es el comienzo.
¡Tengo mi idea! ¿Soy ya
escritor?
Aún queda mucho camino
por andar pero, al menos, ya teneos claro por donde empezar. ¿Tienes ya tu idea
en mente? ¡Pues continuemos!
Ahora toca ponerse a
escribir. Todos hemos oido a los autores hablar de la planificación previa, de
elaborar un guión. ¿Hay que prepararlo todo minuciosamente antes de comenzar o
debemos lanzarnos al vacío dispuestos a escribir las cosas tal cual surjan en
nuestra mente? Ana Alonso y Javier Pelegrín nos muestran los pros y los contras
de ambas cosas:
Si lo
planificas todo, tendrás la seguridad de no encontrarte, a mitad de la
novela, con que no sabes por dónde seguir, pero también existe el riesgo
de perder espontaneidad. Por otro lado, si no planificas, tu escritura se
beneficiará de los fogonazos de inspiración de cada momento, pero es
posible que el resultado final sea desorganizado e incoherente. En
definitiva, ¿qué es mejor?
No existe una respuesta única a esta pregunta, ya
que no todos los escritores son iguales. A algunos les funciona muy bien la
improvisación, y a otros la planificación. Nosotros somos de los que
planificamos al milímetro los argumentos, pero si en el transcurso de la
escritura vemos que algo no funciona, siempre estamos dispuestos a cambiarlo.
Lo importante es que encuentres un sistema con el que tú te sientas cómodo.
(Ana Alonso y Javier Pelegrín)
Este es uno de los
mejores consejos. Podemos escribir como queramos, siempre y cuando estemos
cómodos haciéndolo. Curiosamente, todos los escritores que hemos citado
anteriormente nos cuentan que ellos escriben un guión antes de empezar realmente
con la historia. En el caso de Jordi Sierra i Fabra oímos que él puede escribir
una historia en pocos días, siempre y cuando tenga un guión previo que
normalmente es lo que más tiempo le ha llevado. A partir de entonces, escribir
lo anteriormente planificado es sencillo.
Cuando tengáis una idea clara de lo que queréis
contar (una trama general, sin demasiados detalles), perfiladla en vuestra
cabeza y después escribid un resumen por capítulos para que vaya tomando
consistencia.
¿Que en qué consiste esto de los resúmenes por
capítulos? Muy sencillo. Lo que hay que hacer es ir poniendo: capítulo 1, y un
párrafo de lo que queréis que pase allí. Después el capítulo 2, después el 3...
Y así sucesivamente hasta desenredar toda la historia. De esa forma tendréis
una idea aproximada de lo que os ocupara el libro y además, desde el
principio sabréis que tenéis una meta clara a la que llegar y todos los pasos
que debéis dar para llegar a ella. Ahora, esto no deja de ser un resumen
PROVISIONAL, una red de seguridad. La historia puede dar mil vueltas con
las que no habíais contado, puede alargarse o acortarse, pero al menos os sirve
de primer esqueleto. Con ello también evitaréis quedaros atascados a
mitad del libro y no saber hacia donde tirar (que es lo que le pasa a muchos de
los que me preguntan qué hacer). (Javier Ruescas)
Pero no todos los
escritores piensan igual. Cornelia Funke, en una entrevista con El templo de las
mil puertas, nos aclaró que ella escribe sobre la marcha, muchas veces sin
conocer ni ella misma el final de su historia hasta que éste no
llega.
Yo preparo
los primeros capítulos, sin conocer el final, y luego me dejo sorprender.
[...] Escribo las novelas al menos cinco veces. (Cornelia
Funke)
Si somos muy
desorganizados, esto nos puede suponer un pequeño problema. Por ello, Ana Alonso
y Javier Pelegrín nos acercan un programa de ordenador muy eficaz para llevar
todo bien ordenado, llamado Scrivener, además de contaros su experiencia con
él.
Tengo mi idea, tengo mi guión, pero sigo
sin ser escritor...
Escribir una novela no es
cosa de un día, ni de dos, puede incluso costar años terminar de escribir algo
decente para su publicación. La mayoría de estos autores que hoy os hemos
mencionado empezaron a escribir siendo muy jóvenes y no consiguieron llegar a
donde están sin trabajo duro.
Yo empecé
a escribir a los once años, y cuando publiqué por primera vez, tenía 21.
Aquélla era mi novela número 14. Todas las anteriores se quedaron en el
cajón. Naturalmente, no todos los escritores publican a la decimocuarta; la
mayoría lo hace con su tercera, cuarta o quinta novela, algunos a la segunda y
muy pocos a la primera. Así que, si quieres ser escritor, no te obsesiones
con publicar lo primero que escribas. (Laura
Gallego)
Comencé a escribir a la edad de 11 años. A los
15 empecé la que sería mi primera novela larga titulada Los protectores de
Imeth. Aunque la idea rondaba en mi cabeza desde hacía mucho tiempo, no fue
hasta que unos amigos de clase me retaron a escribir una novela, que me puse a
ello. Dos años más tarde terminé El zafiro de Keftó, primera y por el momento
única parte de esta trilogía. Tras la corrección a manos de mi madre, la
envié a todas las editoriales que encontré sin obtener resultados.
(Javier Ruescas)
Aquí lo tenemos. No hay
ningún misterio que nos vaya a hacer los mejores en esto, sólo la paciencia y el
esfuerzo nos convertirá en escritores, porque la fama no va a llegar así como
así. El camino a recorrer para esto es muy largo y a veces no muy
satisfactorio.
Escribe
un diario, un blog o lo que sea, no importa que lo nadie lo lea, no importa
que lo escribas sólo para ti; cada página que escribas será una página más de
práctica en la que ensayarás la mejor forma de poner por escrito tus
sentimientos y tus pensamientos, y por eso no será tiempo perdido. Así,
cuando tengas una buena idea y seas capaz de desarrollarla hasta
transformarla en una buena historia, también serás capaz de plasmarla en el
papel de una forma satisfactoria. De modo que debes escribir aunque no
tengas ideas. Si no lo haces, si esperas a tener una gran historia, puedes
echarla a perder por el simple hecho de no saber cómo escribirla. (Laura
Gallego)
Y os recordamos lo que
siempre nos dicen los escritores: si queréis escribir para haceros ricos,
olvidadlo. Es muy difícil vender los suficientes ejemplares para vivir de la
escritura y pocos lo consiguen. Si escribís, hacedlo por vocación y porque
queréis que la gente os lea.
Por último, pero no por
ellos menos importante, leed, leed y leed, porque como se aprende a
escribir, es viendo como lo hacen otros.
Aunque ya hemos dicho que
o hay ninguna forma mágica que nos haga convertirnos en los mejores escritores,
hay muchos consejos sobre cosas en las que normalmente no caemos y que pueden
resultar muy últiles. Ana Alonso y Javier Pelegrín nos dan eso:
Cinco errores que
nunca debes cometer
- Primer error – Empezar
“suave”: Para una primera novela, no es buena idea introducir gradualmente
al lector en el mundo de ficción que has creado. Resulta mucho más efectivo
comenzar el relato “in media res”, o, lo que es lo mismo, en plena acción. Ya
habrá tiempo luego para explicaciones (a ser posible, a través de diálogos o de
flashbacks muy breves, no de largas digresiones de los personajes). Deja las
descripciones para cuando el lector ya se haya interesado por el destino de tu
personaje principal. No es la única forma de empezar una novela, pero sí la más
sencilla para un escritor poco experimentado (y la más eficaz en
general).
- Segundo error –
Corregir a medida que escribes: Cualquier página se puede mejorar, pero si
te detienes continuamente a corregir lo que has escrito nunca terminarás la
novela. Aunque no estés plenamente satisfecho con tu escritura, sigue adelante.
Ya habrá tiempo para corregirlo todo cuando termines el primer borrador. La
única forma de conseguir un relato fluido es escribir con fluidez, sin
interrupciones continuas.
- Tercer error –
Intentar imitar a alguien: Este es uno de los peores errores que puede
cometer el escritor principiante. Aunque te gusten los libros de Stephanie Meyer
o de Laura Gallego, no intentes escribir como ellas. No copies sus expresiones
ni su estilo, ni mucho menos intentes diseñar una trama calcada de alguna de sus
novelas. Sencillamente, no funciona. Todo el mundo se dará cuenta, aunque tú
creas que no, y se creará desde el principio un clima de rechazo a tu obra que
más tarde no podrás cambiar.
- Cuarto error – No
intentes ser demasiado original: El error opuesto al que exponíamos antes es
igual de peligroso que este. Si escribes de una forma muy rebuscada o poco
natural para diferenciarte del resto de los escritores, a los lectores les
costará sumergirse en tu historia y conectar con los personajes. La escritura es
como un cristal a través del cual tus lectores contemplan el mundo que has
creado para ellos. Si ese cristal tiene grumos o manchas (es decir, si tu
escritura es demasiado artificiosa) el lector no llegará a ver con claridad tu
historia, y no logrará involucrarse en la novela. Se puede ser original sin caer
en la pedantería. Es un equilibrio que todo novelista tiene que llegar a
conseguir.
- Quinto error – Dar por
terminada la novela al escribir la última frase: ¿Te suena a paradoja? En
principio, cuando pones el punto final a tu novela, es que la has terminado,
¿no? Pues no. Ese es solo el principio. La novela no está terminada cuando
escribes la última palabra de tu primer borrador. Te queda por delante todavía
un largo proceso de edición y corrección en el que tendrás que revisar la
solidez de la trama, la profundidad y coherencia de tus personajes, el ritmo de
la narración, los posibles errores gramaticales o sintácticos, por no hablar de
la ortografía...
Cuatro normas de
estilo
1-Evita las rimas
internas cuando escribas en prosa: A veces, sin darnos cuenta, introducimos
en un mismo párrafo varias palabras con la misma terminación (adverbios
terminados en “-mente”, palabras terminadas en “-on”, o infinitivos en
“-ar”).
Ejemplo: Para evitar
estos problemas, debemos tratar de planificar una mejor temporalización del
desarrollo curricular.
2- No repitas siempre
los mismos nexos: Para que tu escritura no resulte aburrida ni repetitiva,
debes evitar enlazar unas frases con otras utilizando siempre los mismos
nexos.
Ejemplo: La conocía desde
siempre, pero nunca había hablado con ella. Sabía que le caía bien, pero aun así
no se decidía nunca a dar el paso.
3- No utilices
adjetivación inexpresiva: Un defecto muy corriente en los escritores
inexpertos es la utilización de un exceso de adjetivos que a veces no aportan
nada a la riqueza del texto. Esto sucede, sobre todo, con los epítetos,
adjetivos que asociamos de manera natural a determinados nombres y que suelen
empobrecer la expresión.
Ejemplos: “una verdadera
pena”, “la blanca nieve”, “la pura verdad”, etc.
4- No abuses de las
construcciones con gerundio: La acumulación de varias gerundios en un mismo
párrafo produce un efecto repetitivo y debe evitarse. Además, algunos usos muy
extendidos del gerundio son incorrectos, como el gerundio de posterioridad, como
en los ejemplos que ofrecemos a continuación.
“Susana se golpeó contra
la pared, hiriéndose en la frente.”
En este caso, sería más
correcto utilizar el nexo “y”:
“Susana se golpeó contra
la pared y se hirió en la frente.”
Conclusión:
- Hacer un guión no es imprescindible, pero
ayuda a llevar un orden.
- Debes trabajar como más cómodo te sientas,
sin dejarte influir por cómo lo hagan los demás.
- Escribe mucho, diariamente, sea lo que sea,
mejorará tu expresión.
- Lee mucho.
- ¡No te vas a hacer rico escribiendo! Escribe
porque te gusta.
- Recuerda las normas de estilo para mejorar y
estate atento a los posibles fallos.